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EL CAMINO HACIA EL DRENAJE AGRÍCOLA CERO

Un sistema de cultivo hidropónico de circuito cerrado permite que los cultivos intensivos dejen de contaminar y reutiliza el agua ciclo tras ciclo.


La eutrofización de los ecosistemas acuáticos como consecuencia del uso de fertilizantes en la agricultura intensiva y el riesgo que esta conlleva por la posible contaminación de acuíferos subterráneos y superficiales son cada vez más tenidos en cuenta por la Unión Europea. Por ello, sus políticas agrarias y la legislación y directivas que regulan su uso son cada vez más restrictivas a este respecto, ya que se ponen en riesgo dos de los recursos naturales más escasos y sobre los que se ciernen mayores amenazas a nivel mundial: el suelo fértil y el agua potable.


Precisamente para evitar estas amenazas, que en la Región de Murcia se han convertido en una realidad que ha dado la cara en el Mar Menor, se desarrolla, liderado por el Centro de Edafología y Biología Aplicada del Sureste (Cebas-CSIC), el Life DrainUse. Un proyecto financiado por la UE, en el que también participa la Federación de Cooperativas Agrarias de Murcia (Fecoam), la empresa Riegos y Tecnologías (Ritec SA) y la Universidad de Murcia (UMU), a través de los profesores de la Facultad de Informática Antonio Skarmeta y Miguel Ángel Zamora, Este Life plantea como una solución al problema ambiental, sin poner en riesgo la producción de la agricultura intensiva del Campo de Cartagena, el cultivo hidropónico -sin suelo- de sistema cerrado. Este evita que el agua sobrante (y los fertilizantes que se le añaden para que la producción sea de la calidad y cantidad adecuada) se drene al suelo, ya que se vuelve a emplear en el mismo cultivo una y otra vez, después de reequilibrar la solución nutritiva (agua y los doce nutrientes imprescindibles para que la planta crezca adecuadamente).


El Life DrainUse, que comenzó en 2015 y finaliza en agosto de 2018, ya ha «terminado de diseñar el sistema de recirculación del cultivo», explica Vicente Martínez, coordinador del proyecto y director del departamento de Nutrición Vegetal del Cebas-CSIC. «Ahora estamos validándolo y evaluándolo, además de solucionando los problemas que van surgiendo, y testando el software que han desarrollado los profesores Skarmeta y Zamora de la UMU. Llevamos tres meses con un cultivo de tomate, el más abundante en la zona euro-mediterránea, en la Finca La Matanza del Cebas, en Santomera, y a finales de junio iniciaremos una segunda prueba», explica Martínez, quien aclara que las condiciones de los cultivos varían por completo las necesidades de estos y los resultados. «Ahora el crecimiento de los cultivos es más lento, se produce menos transpiración y las plantas consumen menos agua, por lo que se riega con un porcentaje de drenaje más bajo». Sin embargo, a mayor temperatura, mayor salinización del agua, lo que requiere, explica el investigador del Cebas, incrementar el porcentaje de drenaje. «Por ejemplo, si las plantas de tomate consumen 100 litros al día, ahora las regamos con 20 litros más, 120 litros en total, de los que el 20%, en un sistema hidropónico abierto o en suelo, se liberarían al medio ambiente; pero en verano este porcentaje aumenta hasta alcanzar el 40% o el 50% del agua con fertilizantes empleada, que se libera al suelo, por lo que se tiraría y contaminaría el entorno», aclara Vicente Martínez.

El sistema desarrollado reduce el consumo de agua entre un 20% y un 50%, y precisa entre un 20% y un 40% menos de fertilizantes.


Uso sin fin

Sin un límite de vida útil para el agua utilizada, garantiza Martínez, ya que un sistema informático desarrollado por la UMU analiza el drenaje y establece los nutrientes necesarios para reequilibrar todos sus parámetros -potasio, fósforo, nitrógeno, azufre, magnesio y calcio- , además de corregir su conductividad y ph, este sistema no solo supone un importante ahorro en el consumo de agua (entre un 20% y un 50%, aunque es precisamente el desarrollo de las dos plantaciones experimentales lo que permitirá concretar estas cantidades) y, por tanto, los costes; sino que también conlleva un ahorro de entre el 20% y el 40% de fertilizantes a base de nitrógeno, fósforo y potasio y, sobre todo, la eliminación total de los vertidos al entorno natural, haciendo 100% sostenible la agricultura intensiva. Además, añade Martínez, «permitirá optimizar el manejo de la plantación y mejorar su productividad y la calidad del producto».

Tecnología viable

Pero, conscientes de que si el sistema que están desarrollando y perfeccionando dentro de DrainUse no resulta viable económicamente para los agricultores no servirá de nada, tanto el Cebas como Ritec, SA tienen entre sus objetivos que el producto resultante sea rentable.

De momento, «Ritec ha fabricado un prototipo para investigación, a escala 1:10, pero el diseño comercial será más barato y completamente escalable y adaptable a los distintos cultivos y las distintas zonas de cultivo de la zona euro-mediterránea», garantiza Vicente Martínez, que asegura que entre las conclusiones del proyecto estará el informe pormenorizado de los ahorros que se producen con el cultivo hidropónico de sistema cerrado y el precio final que tendrá el innovador sistema.

«Tenemos claro que los resultados deben servir para convencer a los agricultores de la idoneidad de implementar esta tecnología en sus cultivos. Si demostramos que es rentable y ahorra costes de producción, aumentará la demanda», explica Martínez, que añade que, precisamente, Fecoam ayudará a difundir las ventajas de la nueva tecnología entre los agricultores, al tiempo que es la encargada de facilitar datos relativos a los cultivos.

Además, los socios del Life DrainUse advierten de que, a medio plazo, las autoridades de la UE impondrán directivas que prohíban los drenajes agrícolas, como ya sucede en Holanda, donde la eutrofización de los canales llevó a las autoridades a prohibir cualquier tipo de vertidos e imponer el uso de circuitos cerrados de riego. «Conforme las tecnologías avanzan y se exigen sistemas más saludables, las autoridades toman medidas que obligan a los empresarios a invertir en medios no contaminantes en beneficio del bien común», opina el coordinador del proyecto. Y considera que «no habrá excusa porque el negocio seguirá siendo sostenible».

La idea de los socios del Life DrainUse es, si los resultados son tan interesantes como esperan, conseguir financiación europea para una fase posterior, en la que «el sistema hidropónico de circuito cerrado se pondría en práctica en explotaciones comerciales de distintos países y diferentes cultivos para obtener la validación final, con el objetivo de distribuir la nueva tecnología en toda la Unión Europea a escala comercial».

Otras ventajas

Además de los beneficios que este nuevo sistema de cultivo conlleva, el director del departamento de Nutrición Vegetal del Cebas-CSIC recuerda que la reducción del empleo de fertilizantes no solo supone un ahorro económico para el agricultor y una ventaja ambiental, al eliminarse completamente los lixiviados. «Si el número de usuarios de este sistema aumenta, serán muchas las toneladas de abonos que dejarán de consumirse con la disminución del coste energético que lleva aparejada su fabricación, así como la reducción de la emisión de gases de efecto invernadero en el proceso», recuerda.

Y cita también como otra ventaja el hecho de que este sistema permitirá cultivar sobre cualquier tipo de terreno, sin que sea necesario que sea suelo fértil.

Fuente: http://www.laverdad.es/


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